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Menade
En Menade sustituyen los tratamientos químicos por otras técnicas naturales, como infusiones de plantas (ortigas, canela…) o suero de leche, que son más respetuosos con el suelo, la viña y las levaduras.
Lejos de ser enemigos, los insectos que pueblan la viña de Menade son fieles aliados para la prevención de plagas. Primero se atraen con extractos aromáticos porque actúen como depredadores y después descansar en sus ‘hoteles’, unos jardines de polinización repletos de plantas aromáticas donde insectos y reptiles viven en armonía.
El ecosistema de las fincas se completa con una serie de arbustos y árboles móviles con el fin de mejorar la biodiversidad que puebla la viña. Un jardín poliespecífico con más 40 especies de Castilla y León que está vivo todo el año, da la bienvenida a la bodega.
Todas estas prácticas repercuten en el resultado final de los vinos, porque además de estar ricos, sientan bien. Elaboran vinos libres de alérgenos y de histaminas.
Mediante todos estos mecanismos en Menade se ha dado un paso más allá de la etiqueta ecológico. Ya no son verdes, son naturales.
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